viernes, 1 de junio de 2012

Cuando la publicidad no tiene límites

Se llegan a ver cosas como esta:

Anuncio real de un establecimiento de compraventas
de segunda mano, encontrado en la red de Metro de Madrid


Sin llegar a estos extremos (o a veces incluso rebasándolos...), el mundo de la publicidad carece de límites éticos casi por definición. No importa de qué producto o anuncio se trate, son solo diferentes grados dentro de una misma escala: la de la miseria moral y mental más absolutas.